El reciente lanzamiento del programa Familias con Huellas por parte del municipio de Villa Carlos Paz, que incluye un quirófano móvil y una plataforma para la identificación y adopción de mascotas, generó una inmediata reacción por parte de proteccionistas independientes de la ciudad. Una de las voces más críticas fue la de Mariana Cabagnero, quien denunció públicamente el estado de abandono, desorganización y maltrato que —según afirma— atraviesa el sistema municipal de zoonosis.
En diálogo VillaNos Radio, Cabagnero expresó: “Nuestra intención siempre fue el diálogo. Presentamos notas al intendente, también a la Defensoría del Pueblo, pero nunca obtuvimos respuesta. Ahora decidimos mostrar el lado oscuro que ellos no exhiben”.
Según relató, el 4 de octubre de 2024, junto a otra proteccionista, realizó un relevamiento en las instalaciones de zoonosis. Asegura que no les permitieron el ingreso y que los empleados se mostraron visiblemente nerviosos ante su presencia. “Los empleados están aterrados. Solo queríamos ver en qué condiciones estaban los caniles y los animales, pero tuvimos que discutir por teléfono con el encargado para que nos dejaran pasar”, afirmó.
Cabagnero cuestionó que el encargado de zoonosis sea un odontólogo —Germán Flesia— y no un veterinario, y denunció graves falencias en todas las áreas: “No hay base de datos completa, no saben quiénes son los tutores de los animales, ni quién los llevó a castrar. Me mostraron la computadora y estaba todo mal cargado”.
Una de las situaciones que más la indignó fue el caso de Titán, un perro que rescató y al que dio seguimiento. “Pregunté por Titán y me dijeron que ya había sido adoptado, pero no estaba registrado. Lo desaparecieron del sistema. Así trabajan”, denunció.
Las críticas también apuntaron a la falta de controles básicos, como el tatuaje que identifica a los animales castrados. “No se puede leer el tatuaje porque la máquina no está regulada. Castran a los animales y los tiran en otro lado, desorientados”, señaló.
Respecto a la atención veterinaria, cuestionó duramente la falta de guardias reales: “Hablan de guardias, pero no existen. Cuando llamás por emergencias, o no te atienden, o te dicen que están ocupados. Muchas veces tuvimos que llevar nosotros mismos a los animales a clínicas privadas”.
Sobre los caniles, describió un panorama desolador: “No sabían cuántos perros había, ni cuántos caniles. Los refugios son de cemento, no tienen colchones, no hay bebederos ni comederos. Yo misma tuve que dejarles bebederos. Y durante un fin de semana largo se quedaron sin alimento porque, supuestamente, alguien robó todas las bolsas de balanceado”.
Consultada sobre si se había hecho la denuncia, respondió: “No la hicieron. Estuvieron siete días sin comida. No hay cámaras, no hay control. Es un desastre”.
La situación del quirófano también fue motivo de alarma. “Tiene cero asepsia. La anestesia que usan es ketamina, la misma que se usa con caballos. Si se pasan con la dosis, el animal no se despierta más. Muchos se mueren y eso se oculta”, afirmó con contundencia.
Además, describió un proceso quirúrgico improvisado: “Los duermen en una sala de espera, tirados en el suelo, al lado de la gente. No hay instrumental adecuado, no tienen ecógrafo ni radiógrafo. Todo lo derivan a veterinarios privados. Así no se puede trabajar”.
Mariana reiteró que su intención siempre fue colaborar con un proyecto superador: “Queríamos presentar un plan basado en el programa de equilibrio poblacional que impulsa la Red de Políticas Públicas, con 40 años de experiencia. Si lo aplicaran, en menos de un año no habría más animales en la calle”.
La proteccionista marcó diferencias entre su postura y la asumida por IPAD (Institución Protectora de Animales Desamparados) y FUPA (Fundación Proteccionista de Animales) sobre las cuales dijo que tienen un “bozal económico”. “Yo no me voy a callar, porque justamente, lamentablemente, y lo tengo que decir, pienso que las dos fundaciones que hay en Carlos Paz tienen un bozal económico. Yo tengo la posibilidad de hablar porque no lo tengo”, destacó.
Por ahora, el municipio no ha respondido a las denuncias ni ha dado señales de recibir a las proteccionistas.