El proyecto Albergo Ético Argentina constituyó la primera cooperativa de hotelería y turismo conformada por jóvenes con discapacidad en el país. El próximo objetivo es conseguir un espacio propio para continuar desarrollando las prácticas y abrir las puertas al público cuando las condiciones sanitarias lo permitan.
“Ellos siguieron trabajando desde sus casas en la autonomía y la independencia y a su vez paralelamente trabajando en los papeles y todo el trámite burocrático que requiere para conformar la cooperativa. Están a un pasito de lograr la personería jurídica”, explicó a VillaNos Radio Lucía Torres, presidenta de la Fundación Unidos por la Inclusión Social y una de las impulsoras de Albergo Ético en nuestro país.
“Está conformada 100% por ellos la fundación y mi persona no está más involucrada. Hicimos y cumplimos con cada uno de los pasos que nos propusimos en el 2017. Hoy estoy acompañando hasta que logren conformarse y conseguir su lugar es un emprendimiento exclusivo de ellos”, añadió.
Son ocho jóvenes con Síndrome de Down y con discapacidad intelectual los que conforman el consejo de administración y los socios fundadores. La presidenta es Natalia Robledo de 22 años.
“Nos han dicho desde el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) que en el rubro gastronomía y hotelería como lo que van a hacer ellos no hay otro antecedente”, advirtió. Sólo les falta la resolución del INAES con el número de personería jurídica.
Torres señaló que son muy pocas las cooperativas en el país integradas por personas con discapacidad y destacó en el caso del Albergo Ético el asesoramiento que tuvieron lxs jóvenes para iniciar el trámite. “Todo este proceso ha sido acompañado por gente del INAES y la Agencia Nacional de Discapacidad, todo ha sido supervisado y acompañado por especialistas”, remarcó.
La determinación de este grupo de jóvenes para defender el proyecto es enorme, porque les permitió desarrollar autonomía y comenzar a insertarse en el mundo laboral. La constitución de la cooperativa abre la puerta a la incorporación de nuevxs socixs.
“Es la primera vez en su vida que encuentran un espacio donde pueden crecer desarrollarse como individuos y a su vez tener la dignidad del trabajo. Nunca antes habían tenido esa posibilidad por eso lo defienden con tanta garra. Al ser una cooperativa puede crecer de manera inconmensurable”, contó.
El proyecto se desarrolla desde el 2017 en nuestra ciudad. Es una iniciativa que replica la experiencia realizada en Asti, un pueblo piamontés al norte de Italia. Allí una cooperativa integrada por cinco jóvenes con Síndrome de Down y tres empresarios locales gestiona un hotel escuela donde personas con discapacidad realizan pasantías para aprender el oficio de hotelería y gastronomía.
Comenzó a funcionar en el Hotel El Cid con la modalidad de pasantías, como el primer Albergo que se desarrolló fuera de Italia. A partir del 2019, se trasladó a un hostel propio en Av. Bach 540 que estuvo abierto hasta que inició la pandemia en 2020.
El acuerdo fue un comodato por un año. En marzo firmaron un contrato de alquiler cinco días antes de que irrumpa la pandemia.
Debido al cierre de la actividad turística y después de intentar sostener el proyecto por todas las vías, el lugar debió cerrar sus puertas a fines de abril de este año. La pandemia y la falta de apoyos por parte de los diferentes gobiernos (municipal, provincial y nacional) hicieron imposible que se pueda mantener abierto.
La experiencia de poder gestionar y llevar adelante el hostel propio fue el impulso definitivo para poder lograr el objetivo de constituir una cooperativa de trabajo para sostener este emprendimiento turístico y experiencia de inclusión laboral en el tiempo.
El deseo de conseguir un espacio físico propio para poder funcionar sigue intacto. “Una casa grande, un hotel que no esté funcionando. Mientras no haya turismo pueden seguir con las prácticas. Lo importante es que no genere un gasto fijo que cubrir”, aclaró Torres.
En ese contexto, decidieron iniciar una campaña para juntar firmas apelando a la solidaridad del influencer Santiago Maratea. “Queremos que se conmueva y nos dé bolilla para juntar el dinero para comprar un edificio propio. Pueden compartir una foto y arrobar al Albergo y a Santi Maratea para generar una movida que le llame la atención y le dé una mano a los chicos que tanto se lo merecen”, relató.
La adquisición de un lugar propio tiene un costo de 600 mil dólares. “Desde el primer día hicimos todo gracias a la solidaridad de la gente, nunca tuvimos apoyo oficial. Ahora recurrimos a alguien que realmente puede lograr las cosas”, dijo la presidenta.
Se han solicitado aportes del gobierno municipal y provincial para sostener este trabajo por la inclusión, pero no ha habido ninguna respuesta oficial. “Esto es una deuda que tiene el gobierno”, planteó y reconoció que el esfuerzo de ha sido “a pulmón sin ninguna colaboración de ningún lado”.
La solidaridad de la comunidad y la unión del grupo mantienen vivo el proyecto a pesar de las dificultades económicas y la falta de apoyo estatal. “Nunca jamás han decaído ni bajado los brazos y a pesar de todas las adversidades. Siguen con toda la esperanza y la ilusión de tener su propia fuente laboral, que en esta época es super necesario”, concluyó Torres.