Cada año, el Cosquín Rock se consolida como uno de los festivales más importantes de Argentina, reuniendo a miles de fanáticos de la música en Santa María de Punilla.
Sin embargo, detrás de la fiesta y el espectáculo, surgen preocupaciones sobre el impacto ambiental del evento. La Asamblea Ambiental de Santa María de Punilla ha emitido un comunicado alertando sobre las consecuencias del festival en el ecosistema local, denunciando desmonte y contaminación indiscriminada en la región.
Según el comunicado, la realización del festival implica la destrucción de hectáreas de monte nativo, lo que genera un daño irreparable en el ecosistema. «El evento dura dos días, pero el impacto se siente por años. Se desmontan terrenos fiscales que pertenecen al Estado y que no volverán a regenerarse», advierte la Asamblea.

En diálogo con VillaNos Radio, Florencia Straub, integrante de la Asamblea, explicó que la preocupación no radica en la realización del festival en sí, sino en cómo se lleva a cabo y cuáles son las herramientas de la ciudadanía para proteger su entorno.
«Nuestro monte nativo ya ha sido gravemente afectado por otras obras, como la autovía y la planta de residuos cloacales. La expansión del festival cada año representa un nuevo golpe a nuestros espacios verdes», expresó.
Una de las principales críticas apunta a la falta de información y consulta ciudadana sobre las decisiones que afectan al territorio. «La comunidad no ha sido notificada ni ha tenido participación en estos procesos. Se toman decisiones arbitrarias sin espacios democráticos de debate», afirmó Straub.
Además, cuestionó la falta de claridad en la habilitación del evento: «El predio se amplía cada año, lo que implica la pérdida progresiva de bosque nativo. No está claro quién autoriza estas modificaciones, ya que intervienen tanto el municipio como la provincia».
Otro aspecto controvertido es la estrategia de reforestación anunciada por el festival y el municipio. En 2023, se publicitó la plantación de 600 árboles nativos, pero desde la Asamblea Ambiental denuncian que el proyecto careció de un verdadero compromiso ecológico. «Se plantaron árboles sin un seguimiento adecuado y en lugares poco apropiados. Fue una acción meramente simbólica, parte de una estrategia de marketing, pero sin impacto real», sostuvo Straub.