20 años de prisión para el femicida de Yamila Cuello 

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El Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) N°2 de Córdoba condenó este jueves 3 de abril a 20 años de prisión al exnovio de Yamila Cuello, la joven de 21 años que fue vista por última vez el 25 de octubre de 2009 y cuyo cuerpo nunca fue encontrado, como autor del homicidio. En línea con un pedido del Ministerio Público Fiscal, tras conocerse la sentencia, el tribunal también ordenó la detención del condenado Néstor Simone, quien había llegado en libertad al debate.

En un fallo unánime, el juez Fabián Asís y las juezas María Noel Costa y Carolina Prado, respetaron la misma calificación penal de homicidio simple por la que el titular de la Fiscalía General Nº2 ante esos tribunales, Carlos Gonella, y el auxiliar fiscal Gustavo Yofre, habían solicitado la condena de Simone en su alegato del 21 de marzo pasado, aunque en aquella oportunidad habían pedido la pena máxima para ese delito: 25 años de cárcel.

Además, absolvieron por el beneficio de la duda al segundo imputado en la causa, Ramón Palacios -hermanastro de Simone-, quien había llegado a juicio como presunto coautor del homicidio y acusado también de explotar sexualmente a Cuello para saldar deudas generadas en apuestas y de hacerla partícipe de diversos robos y estafa. En la etapa de alegatos, tanto la fiscalía como la querella habían pedido la absolución por falta de pruebas.

Tras la lectura de la sentencia, Yofre solicitó la prisión preventiva de Simone, quien había llegado en libertad a este juicio. El auxiliar fiscal fundamentó la medida basándose en el tenor de la pena y “especialmente el impacto que esta pueda generar en el ánimo del acusado”, por el temor cierto y fundado de que pueda intentar eludirse de la justicia. La petición fue concedida por el tribunal, que ordenó la detención del condenado.

Afuera del edificio, militantes de organizaciones feministas, políticas, sociales, artistas, y personas autoconvocadas esperaron el fallo acompañando a Soledad Cuello y a toda la familia de Yamila que lleva 16 años buscando justicia.

“Transformamos todo este dolor en lucha. Y el amor puede transformar todo: el odio, la bronca, la tristeza. Hoy nos vamos con una victoria. Se tomaron 16 años, pero estuvimos acá y se hizo justicia. Y fue así porque la peleamos en la calle”, dijo Soledad al terminar la audiencia. 

La hermana -y principal portavoz del reclamo en estos 16 años de lucha- reconoció que fue muy doloroso transitar cada audiencia, donde se fue exponiendo que Yamila fue víctima de una relación tóxica y violenta. “Fue un baldazo recibir tanta información en este juicio”. 

La joven reivindicó con orgullo la lucha feinista y dijo: “Acá estamos las negras, las aborteras. Siempre digo que a mi hermana no la buscaron porque era de barrio”.

También sostuvo que “la lucha continúa porque sigue haciendo desaparecidas”. 

“Nos sigue matando y tenemos que visibilizarlo. Los derechos que nos nieguen, en la calle los vamos a exigir. el patriarcado lo tiraremos, no se va a caer solo”, expresó. 

La investigación

De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio, en julio de 2005, cuando Cuello tenía 17 años, conoció a Simone, quien era 19 años mayor que ella, en una confitería bailable de la ciudad de Córdoba. Allí iniciaron una relación y comenzaron a convivir pocos meses después en la vivienda del acusado, en el marco de una relación signada por la violencia de género, que se desplegó en un contexto más amplio que, según la imputación original, abarcaba también el accionar de Palacios, quien es el hermano de crianza del primer imputado.

La joven estuvo alejada e incomunicada de su familia, hasta que a finales de 2008 fue rescatada por su hermana. Pero durante el año siguiente, Simone volvió a buscar el contacto con la víctima y se comenzaron a ver de manera esporádica, aumentando la frecuencia de estos encuentros los meses previos a su desaparición, ocurrida el 25 octubre de 2009, cuando fue vista por última vez, luego de que el principal imputado la pasara a buscar por la casa.

Una de las pruebas centrales expuestas por el MPF en el juicio fueron los informes periciales sobre las comunicaciones entre Simone y Yamila, que contradijeron la coartada del principal acusado.

A pesar de que había manifestado no tener más relación con ella, solo en octubre de 2009 Simone se comunicó con Cuello en 318 oportunidades entre llamadas y mensajes de texto, y fue la última persona que la contactó antes de su desaparición el 25 de ese mes.

Aquel día, Simone contactó a Cuello ocho veces (cuatro a través de llamadas y otras cuatro por mensajes de texto). Realizó una llamada de 159 segundos a las 11.27 de la mañana y luego de contactarla por última vez a las 12.36 -en una comunicación de 40 segundos-, la joven salió de su casa y nunca más volvió.

El crimen de Cuello se tramitó en el ámbito de la justicia federal porque en su momento se barajó la hipótesis de que la joven, antes de ser asesinada, había sido explotada sexualmente por los imputados para saldar deudas generadas en apuestas y obligada a ser partícipe de diversos robos y estafas.

El requerimiento de elevación a juicio fue presentado por el fiscal federal Enrique Senestrari; la titular de la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), Mariela Labozzetta, y los titulares de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), María Alejandra Mángano y Marcelo Colombo.

Ambos imputados habían llegado a juicio acusados como presuntos coautores de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas -cuya pena es la prisión perpetua-, y, en el caso de Palacios, en concurso con trata de personas.

Como no pudo probarse la participación de Palacios en el hecho, y el crimen se le adjudicó a un solo autor, el agravante del inciso 6 del homicidio calificado establecido en el artículo 80 del Código Penal, no pudo aplicarse. Tampoco cabía la posibilidad de imputar un femicidio, ya que el agravante del inciso 11 de ese mismo artículo recién se incorporó en 2013, y este hecho es previo, de 2009.