La referente del Refugio Nocturno Cura Brochero, Alicia Barrigó, describió la difícil situación que atraviesa la institución, marcada por la escasez de recursos económicos y humanos, y llamó a la comunidad a sumarse como voluntaria.
El Refugio Nocturno Cura Brochero de Villa Carlos Paz atraviesa una etapa compleja en medio de la crisis social y económica. Tras haber tenido que cerrar sus puertas en febrero y marzo por falta de voluntarios y recursos, la institución logró reabrir gracias a una campaña solidaria y al apoyo económico de la Provincia.
“El refugio no está ajeno a la realidad social que estamos viviendo. Por suerte pudimos revertir la situación. Logramos abrir nuevamente y estamos brindando los servicios de siempre”, señaló Alicia Barrigó, referente del espacio.
Actualmente, el refugio ofrece cena y alojamiento de lunes a viernes, aunque los fines de semana no pueden sostener el servicio de cocina por la falta de voluntariado. “El tema es la necesidad de recursos humanos: gente que vaya a cocinar, a reciclar, a buscar donaciones. Nos está costando mucho”, reconoció.
Capacidad colmada y demanda creciente
El lugar alberga cada noche a unas 14 personas varones y entre 5 y 6 mujeres, con posibilidad de sumar niños pequeños junto a sus madres. Además, diariamente se entregan entre 50 y 60 raciones de comida, incluyendo viandas para familias que lograron reinsertarse laboralmente.
“Es mucho para conseguir donaciones, porque la situación económica afecta también a los comerciantes. Hoy panaderías y verdulerías elaboran menos, venden más barato lo que antes nos donaban y las ayudas disminuyeron”, explicó Barrigó.
Relación con el municipio y el Estado
El Refugio recibe un subsidio municipal de 800 mil pesos mensuales, aunque gran parte se destina al pago del alquiler y los servicios básicos. “Con el municipio es muy difícil coordinar. Nos hemos reunido con trabajadoras sociales y psicólogas, que hacen un gran esfuerzo, pero no dan abasto. En general, la demanda viene más del municipio hacia nosotros que al revés”, sostuvo la referente.
La dirigente subrayó también la necesidad de contar con profesionales que acompañen las problemáticas más complejas. “Estamos hablando de una población con adicciones y con problemas psiquiátricos. No hay espacios donde derivarlos ni seguimiento. Terminamos haciendo la tarea de trabajadores sociales o psicólogos sin tener la formación”, lamentó.
Un llamado a la solidaridad
En medio de estas dificultades, el refugio continúa su labor y se convirtió en un espacio de referencia para quienes no encuentran respuestas en otros organismos. Sin embargo, las necesidades son urgentes.
“Le pediría a la gente que se acerque, que vea, que conozca. Muchas veces se prejuzga a quienes están en situación de calle, pero cuando uno se acerca entiende que son vidas difíciles. Podemos colaborar de muchas maneras: cocinando, consiguiendo donaciones o reciclando”, expresó Barrigó.
Finalmente, destacó la importancia de abrirse a la solidaridad: “Se trata de acompañarnos en este camino, con altibajos, pero poniendo cada uno sus capacidades a disposición para hacer una sociedad más justa”.
