La conmoción continúa en Villa Parque Síquiman tras el asesinato de Samuel Tobares, un joven de 34 años, ocurrido el domingo 23 de noviembre cerca de las 21:30 horas.
El fiscal Ricardo Mazzuchi, a cargo de la investigación, decidió detener e imputar a dos policías por el delito de homicidio preterintencional. Hasta el momento no se han dado a conocer la identidad de los policías.
En diálogo con VillaNos Radio, Abigail Tobares, hermana de la víctima, y Carmen Agüero, su madre, relataron lo que conocen hasta el momento y reclamaron justicia. “No tendría que haber sucedido”, expresó la hermana.
La familia solo conoce “lo que dicen los testigos”, y afirmaron que esperan novedades judiciales. Abigail detalló que las primeras versiones indican que la policía llegó al lugar y “automáticamente empezó una discusión”.
La joven sostuvo que, por lo que encontraron en el sitio —la tarjeta del colectivo, un cigarrillo y una botella de agua—, presumen que Samuel ni siquiera llegó a ser identificado: “Ni siquiera llegaron a pedirle los datos. Haya pasado lo que haya pasado, ellos no tienen derecho a manejarse como lo hicieron”, enfatizó.
Testimonios aportados a la causa indicarían que los dos policías iniciales lo agredieron física y verbalmente, y que luego llegaron dos uniformados más. Según expresó Abigail, cuando le practicaron RCP Samuel “ya no respondía”.
También remarcó que los agentes deberían haber pedido asistencia médica: “Tendrían que haber llamado a una ambulancia y manejarse como corresponde. Ellos, más que nadie, saben cómo se tienen que manejar”, remarcó.
Consultada sobre las hipótesis en torno a un posible crimen de odio, por la orientación sexual de Samuel, la mamá consideró que para ella, lo central es la violencia policial ejercida.

“Sea cual sea la razón, ellos no debían actuar de esa manera. Acá no tenemos que meter ni la identidad de género, ni si era flaco, si era alto, si era gordo, si era morocho, si era blanco. Yo no voy a hablar de la sexualidad de mi hijo, porque era algo personal de él, lo cual ni yo como madre me podía meter. Sea cual fuese el motivo, no debieron golpearlo hasta matarlo. Yo pido justicia por Samuel. Eso es lo único. Las razones las saben ellos. Solo ellos dos que estuvieron ahí con mi hijo saben cuál fue la locura que se les cruzó por la cabeza”.
La mujer señaló que la familia deposita su confianza en la investigación a cargo del fiscal Mazzuchi y del abogado, Carlos Nayi: “Nosotros levantamos la voz para reclamar justicia por Samuel”, insistió.
La familia confirmó que los testigos ya declararon y que existen registros de cámaras de comercios de la zona, aunque todo el material se encuentra bajo secreto de sumario.
Abigail contó que familiares y amistades de Samuel realizaron una pegatina en la comisaría de Bialet Massé y que, a las pocas horas, los afiches fueron sacados. El argumento que dieron en la comisaría es que “no tenían permiso”.
“Me pregunto si ellos pidieron permiso para actuar como actuaron”, se preguntó la joven. También señaló que el ministro de Seguridad de la provincia, Juan Pablo Quinteros, se comunicó con la familia y les aseguró protección.

La familia organiza una marcha silenciosa, cuya fecha se definirá en los próximos días. Aclaran que será una manifestación pacífica, sin espacio para intereses ajenos al reclamo: “No vamos a permitir que organizaciones vengan a imponer sus intereses. Queremos justicia por Samuel.”
Además, solicitarán modificar la carátula de la causa —a su entender, insuficiente frente a la gravedad del hecho—: “Es muy grave lo que hicieron con mi hermano”, afirmó Abigail.
“Samuel era muy amoroso, muy buena gente”
La familia describió a Samuel como un joven trabajador, afectuoso y sin antecedentes. Carmen lo recordó como “muy amoroso, muy buena gente”, y destacó que nunca tuvo problemas con la policía.
Abigail lo evocó como un viajero incansable, siempre acompañado de su perra Lucky: “Siempre nos enviaba mensajes, videollamadas, nos mostraba los lugares que conocía. Como tío era excelente. Como hermano, maravilloso.”
Samuel había regresado hacía dos meses a vivir con su familia y había conseguido empleo en el sector gastronómico en Carlos Paz. Volvía de trabajar la noche en que ocurrió el hecho.
