Crisis en el Garrahan: “El hospital corre peligro por el desfinanciamiento”

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La situación en el Hospital Garrahan, uno de los centros pediátricos de referencia en Argentina, se torna cada vez más crítica en el contexto del ajuste impulsado por el gobierno de Javier Milei. Claudio Báez, delegado de ATE e integrante del área de registros médicos del hospital, brindó detalles preocupantes en diálogo VillaNos Radio

“Seguimos en un plan de lucha”, explicó Báez, quien aseguró que el conflicto se ha profundizado debido a las políticas sanitarias del Ministerio de Salud, que se replican en el consejo de dirección del hospital. A esta situación se suma la reciente renuncia de la presidenta del consejo, Soraya El Kik. “Es una falta de responsabilidad. Asumió el cargo hace menos de un año y lo único que hizo fue presionar a residentes, becarios y al personal de planta”, denunció.

Sin diálogo, con paros y sin respuestas

Consultado sobre los canales de comunicación con las autoridades, Báez fue tajante: “Lamentablemente no hay vía de diálogo, y eso es lo tristísimo”. Según afirmó, ni siquiera en períodos sin medidas de fuerza el gobierno recibió a los representantes gremiales ni a los responsables de áreas.

“Es una réplica de la política sanitaria nacional, bajan una línea directa desde el gobierno que no permite negociar”, expresó. En lo que va del año, el hospital ha sostenido varias medidas de fuerza, incluyendo paros, sin lograr avances en la negociación por la recomposición salarial y condiciones laborales.

Prestaciones en riesgo y medicamentos demorados

A pesar del contexto adverso, las prestaciones continúan gracias al compromiso del personal. “Médicos y enfermeros trabajan por la mitad del salario que podrían recibir afuera”, afirmó Báez. Sin embargo, advirtió sobre una reducción de insumos y demoras en la entrega de medicamentos, especialmente los de alto costo para pacientes oncológicos o trasplantados.

Antes la medicación se entregaba por seis meses, ahora por un mes”, explicó. Esto afecta particularmente a familias del interior del país. “Hay pacientes del Chaco o de Formosa que deben quedarse a vivir en Buenos Aires porque la medicación sólo alcanza para dos semanas”, relató.

Uno de los testimonios más crudos es el de un padre chaqueño que lleva más de un año en el hospital con su hija: “Perdió su trabajo y ahora vende tortas fritas para subsistir”, contó Báez. “Estamos hablando de la vida de los chicos, y es muy triste lo que se está poniendo en juego”, dijo y remarcó: «El hospital corre riesgo por el desfinanciamiento».

Una estructura sanitaria de magnitud

El Hospital Garrahan ocupa nueve hectáreas y emplea a unas 3.400 personas: 500 en cargos de conducción, 2.000 en áreas asistenciales y 900 en logística. El volumen de atención también es enorme: más de 600.000 consultas ambulatorias al año, dos millones de prácticas de laboratorio y 200.000 estudios por imágenes.

“Es una estructura que no puede compararse con ningún sanatorio privado”, remarcó Báez. “Los pasillos del hospital explotan de pacientes desde la mañana hasta última hora”.

Salarios que no alcanzan y bonos que generan desigualdad

Respecto a los ingresos, Báez cuestionó el relato oficial que intenta deslegitimar el reclamo salarial. “Una enfermera técnica gana 700 mil pesos y una profesional, 900 mil, cuando la canasta básica lo supera ampliamente”, detalló.

Además, criticó la decisión de otorgar bonos a sectores específicos, como los residentes, sin actualizar los sueldos del resto del personal. “Un R1 pasaría a ganar lo mismo que un médico de planta especialista. Es una recomposición desigual y sin lógica”, sostuvo.

Movilización y continuidad del conflicto

El delegado también destacó la reciente movilización junto a jubilados y pacientes del hospital. “La marcha fue pacífica y recibió mucho apoyo. Participaron incluso pacientes de hospital de día”, relató.

Frente a la falta de respuestas, los trabajadores planean nuevas medidas de fuerza. “Queremos volver a trabajar normalmente, pero sin recomposición salarial esto no se va a resolver”, advirtió. Y concluyó: “Si hay aprietes o amenazas, sólo van a lograr que la gente salga con más fuerza”.