Mario Santucho es periodista, escritor y editor de la Revista Crisis. Integra, además, la red de cuidados contra la violencia policial conocida como “Mapa de la policía”.
Se trata de la organización permitió identificar al efectivo de la policía federal Cristian Rivaldi que gaseó a una niña en una manifestación; al cabo primero de Gendarmería Héctor Guerrero que le disparó un cartucho de gas lacrimógeno al fotógrafo Pablo Grillo y están trabajando en la identificación del agente de Prefectura Naval que le disparó al hincha de chacarita Jonathan Navarro, dejándolo sin visión en uno de sus ojos.
Santucho es, además, militante social y de derechos humanos, hijo de Mario Roberto Santucho, fundador y líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores y Ejército Revolucionario del Pueblo ( PRT-ERP) y de Liliana Marta Delfino, ambos desaparecidos por la última dictadura cívico militar. Todavía busca a su hermano o hermana nacida en cautiverio durante los años 1976 o 1977.
En diálogo con VillaNos Radio, repasó que Mapa de la policía nació hace tres años con el objetivo de monitorear a la Policía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y denunciar sus prácticas violentas y detenciones arbitrarias. La red está integrada por medios de comunicación, trabajadorxs de prensa, organizaciones antirrepresivas y de derechos humanos.
Con la llegada del gobierno de Javier Milei, la violencia represiva estatal comenzó a dirigirse a impedir el ejercicio del derecho a la protesta. A partir de ahí, Mapa de la policía comenzó a articular acciones para identificar a los agentes
“Nuestra idea fue generar una plataforma que ponga rostro al poder policial —explica—, digitalizando la información sobre quiénes son los jefes, quiénes están en los operativos, y facilitando que cualquier persona pueda denunciar hechos de violencia con un formulario sencillo y subir imágenes”.
Y remarcó: “Hay una violencia desmedida. Hoy es un riesgo manifestarse y, a su vez, es cada vez más necesario hacerlo”, expresó.
Una de las herramientas clave de la red es el uso de técnicas de arquitectura forense: reunir y cruzar imágenes de distintas fuentes para reconstruir cronológicamente los hechos represivos e identificar a los responsables. Este trabajo fue decisivo para reconocer al cabo primero de Gendarmería Héctor Guerrero como el autor del disparo que hirió al fotógrafo Pablo Grillo durante la represión del 12 de marzo.
“Lo hicimos el mismo día del hecho. Y no sólo sirvió para dar una discusión pública, sino que la evidencia fue incorporada a la causa judicial”, detalló Santucho.
Además de visibilizar y documentar la represión, Mapa de la policía busca desmontar las versiones oficiales que suelen acompañar estos operativos. “Nuestro objetivo estratégico es contribuir a la verdad. Retomar, volver a ejercer la capacidad de producir verdad desde la sociedad.
“Como sabemos, la dictadura no sólo desapareció y asesinó militantes y ciudadanos sino que además produjo una gran mentira, un gran ocultamiento sobre cómo fue su represión. De hecho, la figura del desaparecido es bastante simbólica en ese sentido. Es decir: no sólo se agrede los cuerpos, sino que también se produjo un ocultamiento”, expresó.
En ese sentido, consideró que “es necesario recuperar la capacidad de producir verdad desde la sociedad”.
“Nunca tendríamos que haber cedido esa capacidad en la institución, ni en la justicia, ni en los poderes políticos. Pero bueno, esto sucedió y creo que eso también nos ha hecho estar bastante desarmados, con pocas herramientas para enfrentar este nuevo periodo de represión y de construcción de un poder antidemocrático”.
La organización no se limita al ámbito porteño y ofrece recomendaciones para manifestantes de todo el país. En su web y redes sociales difunden guías y protocolos: cómo filmar sin exponerse, qué hacer ante una detención y cómo actuar colectivamente para cuidar a otros.
“Cualquiera puede ser testigo. Registrar la represión es fundamental para que haya justicia”, subrayó el periodista.
En un escenario donde la protesta social vuelve a ser criminalizada, Mapa de la Policía se plantea como un espacio de organización, memoria y acción, capaz de transformar la indignación en pruebas concretas que enfrenten la impunidad.