Un encuentro con la mirada puesta en la soberanía alimentaria y la reforma agraria integral

Noticias

Este fin de semana se desarrolló en Villa Carlos Paz el encuentro del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) Somos Tierra. Unas 200 personas llegadas de diferentes partes del país y de Latinoamérica participaron de dos jornadas de intercambio para trazar un diagnóstico de la situación en la que se encuentra el sector y definir líneas de organización y de acción.

La reunión se dio en el marco de los 20 años de formación del movimiento nacional, iniciado en 2005 en la localidad de Ocumazo, Jujuy. El objetivo de este encuentro fue analizar la coyuntura nacional e internacional para replantear los desafíos y las tareas para esta etapa histórica. 

“Nos hemos encontrado después de un proceso de reflexión, con la expectativa de poder actualizar la lectura del contexto que estamos atravesando, tanto en los territorios, en nuestro país, como en el mundo, para replantear cuál es nuestra tarea como militantes y cuál es el papel que el campesinado tiene que cumplir en esta lucha que se nos viene”, expresó Diego Montón, referente del MNCI-Somos Tierra en Mendoza. 

El desmantelamiento de las políticas públicas de promoción de la agricultura familiar y campesina por parte del gobierno de Javier Milei fue uno de los ejes de debate.

“El gobierno ha planteado claramente que la agricultura familiar y campesina es uno de sus enemigos. Lo ha hecho el propio vocero Manuel Adorni en conferencia de prensa, ideologizando y diciendo que la agricultura familiar son todos comunistas, kirchneristas, peronistas. Tenemos el desafío de resistir frente a esta persecución y de seguir tejiendo lazos con el pueblo argentino para desmantelar ese intento de estigmatización”.

El dirigente también subrayó la dimensión internacional de la disputa por los recursos: “América Latina y dentro de ella Argentina son un continente en disputa fundamentalmente por sus bienes naturales. El campesinado produce en territorios con muchos de esos bienes, lo que nos coloca frente al desafío de resistir la invasión de corporaciones transnacionales y de sostener que esos recursos deben estar en función de un modelo de desarrollo inclusivo, sin zonas de sacrificio”.

El reclamo mapuche también se hizo escuchar

Unelén es integrante de la Confederación Mapuche de Neuquén Capital, denunció la represión del 20 de julio y reclamó el reconocimiento de la personalidad jurídica de las comunidades.

En diálogo con VillaNos Radio,  expuso la lucha del pueblo mapuche por el territorio, la autonomía y el derecho al “buen vivir”. “Nosotros hablamos del k’umef elen, que es un concepto muy amplio. Implica tener un territorio, un ambiente sano, agua y servicios básicos esenciales para el buen vivir”, expresó.

Unelen subrayó la necesidad de garantizar tierras para la producción y la vida comunitaria: “Necesitamos la tierra para producir, para criar animales, para que nuestros hijos crezcan sanos y libres de contaminación. El fracking y la minería a cielo abierto nos están enfermando”.

La dirigente mapuche también denunció la represión ocurrida el pasado 20 de julio en la Casa de Gobierno de Neuquén, durante una manifestación pacífica. Según relató, “la única respuesta que recibimos fue una represión brutal, sin importar que hubiera niños, adultos mayores y mujeres. Detuvieron a 17 personas, entre ellas un menor de edad al que le fracturaron una costilla”.

También señaló como principal responsable a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: “Ha creado un gran ejército para desalojar no solo al pueblo mapuche, sino a toda la sociedad que se movilice por cualquier causa”.

La lucha campesina también es transfeminista 

Dhanna Moyano es un cuadro dirigencial dentro del movimiento campesino indígena. Tiene varios títulos que presenta con orgullo y los reconoce como logros colectivos.  “No es la Danha la que llegó, es un colectivo que puja para ser visibles y demostrar que también somos parte del sector agrario. Esa lucha constante no termina acá”.

Es parte de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra y coordina el equipo de diversidad a nivel nacional y Latinoamérica del MNCI Somos tierra. Integra el equipo de formación e investigación campesina de la Escuela Campesina “Nuestro Yala”. 

Es parte, también, de la Comisión Política de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina). Es productora caprina en Luján de Cuyo (Mendoza) y presidenta de su comunidad. 

En diálogo con VillaNos Radio, la dirigenta celebró el encuentro: “En estos tiempos tan difíciles siempre es lindo encontrarte con compañeros y compañeras. Uno ya la pasa mal en el territorio, y en otros territorios están aún peor. Darnos ese abrazo de aliento es algo que nos engalana en la historia y en la lucha”, expresó.

Haciendo un cuadro de situación, denunció la falta de políticas de apoyo al sector agrario familiar: “Estamos cada vez cinco pasos más atrás, con la falta de asistencia de sectores públicos. El INTA está colgado de un hilo y la Subsecretaría de Agricultura Familiar se desmanteló. Para las familias campesinas son espacios fundamentales: ahí podemos mejorar producciones, conservar la semilla nativa y sostener la economía familiar”.

En este sentido, remarcó que esta situación golpea especialmente a las mujeres: “Hoy ese sector nuevamente ha sido golpeado, y es un golpe más al feminismo”.

La dirigente insistió en que uno de los ejes programáticos del movimiento debe ser la soberanía alimentaria: “Las familias campesinas somos las que producimos. El desafío es que esa producción llegue directamente al consumidor, sin intermediarios”.

Además, subrayó la importancia de difundir el valor de los alimentos agroecológicos: “Nuestros alimentos son mucho más saludables que los que imponen las grandes cadenas. Poné una lechuga de un productor y otra del supermercado en la mesa: fijate cuál dura más”.

Danha puso en valor el proceso de inclusión de identidades diversas en el movimiento: “En la Argentina, el único movimiento campesino que tiene cuadros políticos de la diversidad es el nuestro. De cinco organizaciones que forman parte de la CLOC, la única que llevó compañeras y compañeros de la diversidad fue la nuestra”.

Y agregó: “Volver al campo es reencontrarte con tu historia, es romper con el patriarcado y con el sistema que nos condena a la marginalidad. Hoy mi participación en la Comisión Política en Latinoamérica es un paso más: ninguna persona trans ocupa un cargo político en el sector campesino en la región”.

“La reforma agraria es el principal desafío de nuestros pueblos”

Vanessa Borges, referente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, participó del Encuentro del Movimiento Nacional Campesino Indígena en Argentina. Habló sobre la crisis del capitalismo, el rol de la agricultura familiar y la necesidad de una reforma agraria popular.

El internacionalismo y la solidaridad entre los pueblos son un principio y una estrategia para nosotros”, expresó. 

La militante señaló que las organizaciones campesinas de la región enfrentan problemáticas similares: “Algunas cosas se parecen mucho con la situación que también vivimos en Brasil. Hoy tuvimos una mesa muy importante, donde hablamos de la crisis internacional del capitalismo, que no es solo económica, social y ambiental, sino también política, con el ascenso del neofascismo y de la extrema derecha en todo el mundo”.

Borges destacó la relevancia de compartir experiencias entre movimientos: “Fue una mesa importante porque nos conecta en cuanto a organizaciones populares y campesinas, además de las luchas localizadas en el cotidiano. Son luchas que tienen relación con combates más amplios contra el sistema capitalista y el imperialismo”.

Consultada sobre la política de agricultura familiar en Brasil, la dirigente subrayó que si bien existen avances, aún son insuficientes:

“El gobierno de Lula tiene una política muy importante de fortalecer la agricultura familiar. Pero muchas veces se presta la idea de que el agronegocio es el gran motor, y no es verdad: depende del Estado, genera enfermedades, problemas ambientales y produce para exportación. En cambio, la agricultura campesina es la que alimenta a los 200 millones de brasileños”.

En ese sentido, resaltó el impacto de los programas estatales de compra pública de alimentos: “Cuando el gobierno compra nuestros productos para escuelas, hospitales o familias con dificultad, eso fortalece la agricultura familiar y mejora la calidad de la alimentación, principalmente de los niños. Es un camino importante, aunque todavía insuficiente porque muchos campesinos no acceden a estas políticas”.

Finalmente, Borges fue contundente al señalar el mayor desafío de los movimientos campesinos de la región: la reforma agraria.

“La estructura agraria de nuestros países es herencia de la colonización y del latifundio improductivo. No se trata solo de repartir tierra, sino de transformar el sistema de producción agrícola. El campo debe ser productor de alimentos y de dignidad, un lugar donde haya cultura, educación y vida para la juventud. Ese es el proyecto de reforma agraria popular del MST, y creemos que es el principal desafío porque enfrenta directamente la herencia colonial que aún sufrimos”, concluyó.