Preocupación por posibles filtraciones en la mina de uranio abandonada de Los Gigantes

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Vecinxs denuncian la rotura de la impermeabilización en un dique del ex complejo minero, ubicado a 30 kilómetros de Villa Carlos Paz. La Comisión Nacional de Energía Atómica reconoció reparaciones, aunque persisten dudas sobre el pasivo ambiental y la falta de remediación.

La mina de uranio abandonada Los Gigantes, en Córdoba, volvió a estar en el centro del debate socioambiental tras conocerse que se habría roto la impermeabilización de uno de los diques de contención de residuos. El complejo, explotado entre 1982 y 1989, arrastra desde hace décadas un enorme pasivo ambiental sin remediar.

Cristian Basualdo, periodista socioambiental e integrante del Movimiento Antinuclear de la República Argentina, reveló que la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) reconoció roturas en la geomembrana del dique 3, aunque con versiones contradictorias.

“En un documento del año pasado figuraba que se había realizado la re-impermeabilización del dique 3. A partir de ese dato solicitamos información pública, y la CONEA confirmó en agosto de 2025 que se hicieron reparaciones porque la membrana se rompió por vientos de más de 100 kilómetros por hora”, explicó Basualdo. Según el organismo, la reparación concluyó a principios de 2024.

Sin embargo, al hacerse pública la información, la CNEA difundió un nuevo comunicado en el que sostuvo que el episodio ocurrió en septiembre de 2021 en “otro dique 3”, presuntamente auxiliar y vacío. “Eso no figura en su propia documentación histórica, donde consta que el dique 3 contiene 17.000 metros cúbicos de lodos de neutralización”, cuestionó el periodista.

Un pasivo ambiental gigantesco

El complejo Los Gigantes dejó toneladas de residuos radiactivos tras su cierre. Basualdo detalló que “se extrajeron 207 toneladas de uranio, pero quedaron más de un millón de toneladas de estériles de cantera, 600 mil toneladas de mineral marginal y 2,4 millones de toneladas de colas de mineral, altamente contaminantes”.

Pese a la magnitud del problema, la remediación nunca se concretó. A fines de los años 90, la CNEA obtuvo un crédito del Banco Mundial por 30 millones de dólares para un plan de restitución ambiental, pero los fondos se destinaron casi en su totalidad al yacimiento de Malargüe, en Mendoza. En Los Gigantes solo se hicieron estudios preliminares.

“El lugar quedó abandonado hace 36 años. Nada es completamente impermeable ni sólido con el paso del tiempo. La CNEA dice que hace tareas de mantenimiento, pero un proyecto de remediación nunca se efectuó”, remarcó Basualdo.

Riesgos y falta de respuestas

Los posibles impactos ambientales son difíciles de determinar por la ausencia de monitoreos independientes. Basualdo recordó que en 1998, en documentos oficiales enviados al Banco Mundial, la propia CONEA admitió que los sedimentos arrastrados por ríos cercanos mostraban influencia de la actividad minera. “Desde entonces no se sabe qué pasó. Hoy los controles dependen de los mismos organismos que deberían fiscalizarse a sí mismos”, advirtió.

Ante la reciente denuncia, ningún funcionario provincial se comunicó con los colectivos socioambientales. Basualdo recordó que en 2018 se había anunciado un plan de remediación que nunca se concretó porque la provincia no autorizó el estudio de impacto ambiental.

“La estrategia suele ser la demora informativa: anuncian que van a tomar muestras, que darán resultados más adelante, y así el tema se diluye. Hace 36 años que Los Gigantes está olvidado”, concluyó.