Marcha de la gorra : 15 años de bronca y lucha colectiva

“Seguimos caminando las calles, seguimos copando el  centro de la ciudad lxs pibxs organizadxs bailando, murgueando y sosteniendo luchas. Sepan que acá están gritando las familias de lxs pibxs que cayeron en manos de la represión. Venimos a denunciar, todas y cada una de las veces que sean necesarias, las políticas represivas del Estado”. – 

Fragmento del documento final de la 15ta. Marcha de la Gorra

Desde hace 15 años que en el mes de noviembre las calles céntricas de Córdoba capital se convierten en un espacio de denuncia para miles de jóvenes que a diario padecen la estigmatización, la arbitrariedad y la violencia ejercida por parte de agentes de las fuerzas de seguridad. 

Fue el Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos la organización que aglutinó a otros espacios para impulsar este reclamo colectivo. “En la primera marcha fuimos tres locos que nos organizamos. Nos juntamos en el CEA (Centro de Estudios Avanzados) para reclamar por nuestros derechos. Lo que nos pasaba a nosotros en el barrio también les pasaba a otros pibes en el barrio y nadie hacía ni decía nada”, recordó Jorge “Pini” Castellanos, uno de los primeros integrantes de la agrupación.

La dimensión que fue tomando la movilización permitió darle visibilidad a las detenciones arbitrarias que habilitaba el Código de Faltas que a fines de 2015 pasó a ser Código de Convivencia, aunque no cambió el fondo de la cuestión. 

“No importa cuánto le laven la cara a la yuta con cambios de cúpula. No importan las reformas de los códigos legales y protocolos ¡En Córdoba siguen persiguiendo y deteniendo por portación de rostro! Los cambios  contravencionales han significado una mayor judicialización de lxs pibxs. Los mismos que en sus propios barrios viven el amedrentamiento, el verdugueo, y las amenazas de los uniformados”, denunciaron en el documento final.

En su largo caminar de 15 años, la Marcha de la Gorra ha contenido a otras organizaciones como la Coordinadora de Familiares de Víctimas de Gatillo Fácil integrada, mayormente, por las madres de víctimas de gatillo fácil. Año a año se suman más familias que -con sus carteles y banderas- reclaman justicia. 

Tal es el caso de Isabel torres, mamá de Dario “Dibu” Torres, fue encontrado asesinado el 24 agosto de 2019 en el Parque de la Vida (en Córdoba capital) y la familia apunta a la responsabilidad policial por el hostigamiento que recibía el joven: “Han pasado dos años y tres meses de su asesinato y todavía la causa está bajo secreto de sumario”, dijo.

Cafú es integrante de la organización Los Caruchines que trabaja en Cerro Norte (barrio Argüello de Córdoba) y amigo de David Moreno, asesinado durante la represión desatada durante el estallido social del 19 y 20 de diciembre de 2001. “Marchamos porque tenemos un amigo que lo mató la policía con 12 años en el 2001. Este es el único momento en que los jóvenes podemos salir al centro y tomar las calles y decir que nos escuchen. Hay mucha represión policial, hay pibes torturados en las calles”, expresó. 

Terriblemente, año a año, se suman más rostros en una lista que parece interminable. “El gatillo fácil, los asesinatos en lugares de encierro, y los femicidios de uniforme son políticas de Estado. Se suman las amenazas y la persecución que sufren las familias de las personas asesinadas por uniformados, que luchan contra un Poder Judicial cómplice, capitalista y patriarcal, que garantiza la impunidad”, se lee en otro fragmento del documento final. 

Las organizaciones estudiantiles también participaron de esta decimoquinta marcha. “Marchamos porque creemos importante que como estudiantes y jóvenes nos movilicemos contra la violencia institucional”, dijo Simon Bilbao, presidente del Centro de Estudiantes del Manuel Belgrano. A lo que Candelaria Laveada de la Federación de Estudiantes Secundarios añadió: “Venimos a denunciar la impunidad con la que se maneja la policía en Córdoba y en Argentina. Entendemos que es una problemática que nos convoca y nos interpela”.

A diferencia de otros años, la movilización terminó con una intervención que simbolizó un enorme altar con flores, velas, plantas y las imágenes de las víctimas de gatillo fácil. “Ante tanta política de muerte, proponemos políticas de afecto. Nuestra lucha es por la vida y la libertad”, resumieron desde el Colectivo de Jovenes.