Que el gobierno de Carlos Paz Unido, primero con Esteban Avilés y ahora con Daniel Gómez Gesteira como intendente, utiliza la pauta oficial (que pagamos todos los vecinos), con el objetivo de perpetuar su proyecto político-partidario, dominar la agenda mediática e imponer un relato único de la realidad, no es ninguna novedad.
El proceso de disciplinamiento arranca con el “tradicional” esquema de premios y castigos que se reduce a “si decís algo que no me gusta te saco la pauta”, pasando en el camino por las llamadas para presionar, influir o modificar la línea editorial de acuerdo a su propia conveniencia.
Repetimos. Esto no es de ahora.
Algunos medios, muy pocos, resistimos al “apriete”, tal como lo venimos denunciando hace años.
En nuestro caso el castigo no es solo económico (La Jornada no recibe pauta de ningún organismo del municipio desde 2016, y el ejecutivo además bloqueó el pago de servicios brindados en años previos hasta esa fecha, ya debidamente certificados por el Tribunal de Cuentas), sino que se traslada a lo institucional y periodístico. De hecho, no es posible de ninguna forma acceder a una entrevista no ya con el intendente, si no con cualquier funcionario o concejal del oficialismo. Y para evitar “intromisiones” las “conferencias de prensa” se manejan con absoluto hermetismo, generando un “ambiente controlado” donde no haya preguntas incómodas.
La “lista negra” de vecinos o dirigentes vedados va mutando de acuerdo a la necesidad del momento, e incluye a referentes políticos, de organizaciones sociales, ambientales y vecinales, entre otros ámbitos.
La cuestión adquiere gran importancia sobre todo en momentos de conflictos como los que transita actualmente Villa Carlos Paz, a partir del autoritarismo desenfrenado que exhiben Gómez Gesteira (desde el Palacio 16 de Julio) y Avilés (desde las sombras).
En este marco no es casualidad la cobertura que se la da, por ejemplo, a la compleja situación del personal de salud municipal, la problemática del saneamiento, o lo que sucede con los servicios de gas natural y agua, y el impacto en los puestos de trabajo que garantiza la COOPI.
La mayoría de los medios actúa en estos casos articuladamente para difundir el enfoque que necesita la autodenominada Gestión Comunitaria. Solo basta repasar los portales digitales, o medios gráficos, radiales o televisivos para dar cuenta de ello.
Como decimos, la situación no es nueva.
Lo novedoso, si se quiere, es que un comunicador en el afán de defenderse ante el cuestionamiento que se le hacía por, justamente, la cobertura del conflicto por la Coopi, expuso crudamente el mecanismo extorsivo del gobierno municipal.
Y lo hizo a través de audios enviados a un grupo de WhatsApp.
“Dentro de lo que podés explicar, explicá. Yo soy empleado como sos vos (…) Te quedan dos caminos: o te sumás al juego o te tenés que ir, así me dijeron. Ojo, a los otros también, no a mí solo”, señaló.
Reconoció que, “no podíamos poner ni la marcha que hacía la Coopi”, y apuntó que un colega hizo una nota sobre eso “pero la tuvo que levantar” y otro “ni siquiera fue”.
En otro audio planteó que, “yo igual tiro cosas, pero te tienen cagando”.
“No soy dueño. A mi me dicen “vos decí lo que quieras, ahora, vos me vas a pagar lo que me dan ellos”. Y más vale que no. Ellos amenazan con sacar toda la pauta”, afirmó.
Se quejó también de que en alguna oportunidad le impusieron entrevistar “otra vez” al concejal Sebastián Guruceta y aseguró que, “no estoy teniendo buena onda, pero lamentablemente seguís el juego de ellos o te tenés que ir”.
“¿Te creés que no me morfo la bronca? (…) Ya voy a escribir un libro cuando termine todo esto, hablando de la corrupción y los choreos”, sentenció.
El audio fue editado a los fines de proteger la identidad del comunicador, colegas y medios involucrados directamente.
Ahora bien…
¿No queda nadie en el gobierno al que le de vergüenza esto que está sucediendo?
¿Van a seguir con el discurso del respeto a la libertad de expresión y a la pluralidad de voces mientras persiguen, discriminan y castigan de todas las formas que están a su alcance a quienes piensan distinto o, simplemente, no quieren arrodillarse ante el poder de turno?
Lamentamos que en el equipo de Prensa de la municipalidad de Villa Carlos Paz, los periodistas que allí se desempeñan, amparados en la “obediencia debida” avalen este brutal, poco transparente y antidemocrático manejo.
También son responsables.
Fuente: La Jornada Web