Soledad Laciar: “En el caso de Blas, como en tantos casos de gatillo fácil, hay una responsabilidad política”

El 12 de febrero, Blas Correa cumpliría 19 años. Para reclamar el esclarecimiento de su asesinato a manos de la policía de la provincia de Córdoba, desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación impulsaron una señalización sobre avenida Vélez Sarsfield, frente al ex Pablo Pizzurno, el lugar donde ocurrieron los hechos. Allí fue develada una placa con su foto y la leyenda “memoria, verdad y justicia”.

“Este paso es muy importante. Creo que el gobierno de la Nación venga a Córdoba y diga ‘aquí hubo violencia institucional’ es como para que la provincia tome nota y diga ‘algo. hay que hacer”, expresó a VillaNos Radio Soledad Laciar, madre del joven asesinado.

Blas tenía 17 años y cursaba el sexto año en el colegio San José. El 6 de agosto de 2020 salió con cinco amigxs a un bar en Córdoba. Al pasar por un control vehicular sin detenerse, los policías Javier Alarcón (31) y Lucas Gómez (35) comenzaron a disparar. Una bala le dio en la espalda al joven que quedó gravemente herido. Inmediatamente lxs adolescentes buscaron auxilio en la clínica Aconcagua, donde se le negó atención médica. Murió en los brazos de sus amigxs, en un crimen mantiene puntos en común con el de Franco Amaya.

Su nombre se convirtió en un grito colectivo de justicia, no sólo por él sino por todas las víctimas de la violencia policial. “En el caso de Blas, como en tantos casos de gatillo fácil, hay una responsabilidad política. Estoy convencida de eso. Creo que utilizan el silencio para que no los emparenten y que el enojo de la gente y nuestro quede siempre en la policía, cuando claramente la policía depende del poder ejecutivo. O sea que no tienen excusa para decir que no son responsables, la policía depende de ellos”, consideró Soledad.

Las familias, unidas por el dolor, transitan un duro camino en la búsqueda de justicia para romper los mecanismos de encubrimiento jurídicos, políticos y policiales que frenan las investigaciones. “Ojalá la justicia revea los tiempos que se toman. Un juicio no alivia el dolor, pero es un paso más que se da. La mayoría de las familias siguen luchando. Ninguna abandona la lucha por más que haya tenido un juicio porque entienden, como entendí yo, que no quieren que nadie más pase por esto”, sentenció.