Presentaron ante la COOPI los resultados de la investigación sobre COVID 19 basada en el análisis de aguas residuales

El proyecto “Monitoreo ambiental de SARS-CoV-2 en aguas cloacales” está en la etapa de elaboración de las conclusiones. Desde hace un año se desarrolla una vigilancia epidemiológica de aguas residuales para evaluar la circulación del virus SARS-CoV-2 y la participación de estas aguas como potencial fuente de exposición en la población de la ciudad de Córdoba y del Valle de Punilla.

La epidemiología basada en aguas residuales es una herramienta importante para estudiar la tendencia de circulación de un virus en una comunidad. “Con este enfoque también es posible monitorear la circulación de variantes virales en la población, con particular atención a las variantes de preocupación del virus SARS-CoV-2, dado su impacto en la salud humana”, se lee en el informe presentado este martes 24 de agosto ante las autoridades de la Cooperativa Integral

Manuel Rojas (biólogo y coordinador de calidad del servicio de agua y cloacas de la Cooperativa Integral), Silvia Nates (directora del Instituto de Virología “Dr. José María Vanella” – In.Vi.V. de la Facultad de Ciencias Médicas), Gisela Masachessi (coordinadora del equipo de investigación del instituto) y Ariana Mariela Cachi (investigadora del Instituto de Medicina Aeronáutico Espacial de la Universidad de la Defensa) fueron lxs encargadxs de presentar las conclusiones ante el presidente de la COOPI, Adolfo Mena, y el gerente general, Rodolfo Frizza.

“Este trabajo se inició en plena pandemia. Hoy ya se sabe mucho de la temática, pero en su momento era un tema que dejaba muchas puertas abiertas. Tuvimos la gran suerte de encontrar a este gran grupo de investigación que nos abrió las puertas para hacer este convenio de colaboración y estudiar este virus que está causando tantos estragos a mundial”, recordó Rojas.

Nates, en tanto, dijo que las puertas entre ambas instituciones “se abrieron mutuamente”.

“Nosotros aportamos nuestro conocimiento, con herramientas metodológicas y la COOPI, con la colaboración de las muestras en aguas residuales. Fue una colaboración mutua que nos permitió recorrer un camino al que nos ha permitido arribar a un conocimiento basado en evidencia científica”, expresó la profesional.

En este sentido remarcó que el SarsCov 2 no solo afecta las vías respiratorias, sino también el tracto digestivo. El informe detalla que el 35% de las personas infectadas excretan el virus por material fecal, en promedio, durante 17 días. “Teniendo en cuenta la cobertura de red cloacas de las comunidades estudiadas, se realiza una estimación de individuos excretores del virus al momento de la toma de la muestra de agua residual

Las muestras se tomaron desde mayo de 2020. En el caso de Córdoba la fuente de información fue la planta depuradora de Bajo Grande (que colecta fluidos del 50% de la población cordobesa). Mientras que en Punilla se tomaron muestras de la planta de Villa Carlos Paz (en barrio Costa Azul), que recoge el 37% de los líquidos cloacales producidos en la ciudad; la planta de La Falda que procesa los líquidos de La Falda, Huerta Grande y Villa Giardino (50% de red cloacal) y Valle Hermoso, que tiene 20% de los efluentes que se producen en esta localidad.   

“El estudio de la presencia del virus en aguas residuales es un reflejo de la circulación del virus a nivel poblacional”, explicó Nates y remarcó que esta herramienta es de suma utilidad sobre todo considerando que cerca de un 50% de las personas que contraen coronavirus transitan la enfermedad con periodos en los que no registran síntomas.

Para definir este nuevo conocimiento, la profesional utilizó la definición de “centinela silencioso”. Y enfatizó: “Este estudio nos permite predecir el aumento de casos exponencial en la comunidad. Es una herramienta metodológica muy importante para tomar recaudos sobre la circulación del virus a nivel población”.

“Hoy se puede visualizar como es la circulación del virus en la comunidad y puede definir los momentos más críticos por el cual se está cursando la pandemia: las olas epidémicas y los brotes. Este conocimiento nos sirve para tratar de contener esos brotes y encender sistemas de alarmas”, añadió Masachessi y puntualizó que el Ministerio de Salud de la provincia y de la nación han considerado a este estudio como una herramienta de vigilancia epidemiológica.

En este sentido, la bióloga abogó por una articulación entre la epidemiología clínica y aquella que está basada en el análisis de aguas residuales. “Ambas se complementan y ayudan mutuamente a visualizar qué se nos viene, por ejemplo, con las nuevas variantes que están apareciendo”.      

Para Cachi, el desarrollo de esta investigación les ha permitido “abrirse a la sociedad”. “Hemos podido dar a conocer cuál es nuestro trabajo para poder darle una utilidad práctica. Esta pandemia ha hecho que muchos de nosotros de las ciencias nos unamos para trabajar en conjunto”, destacó.