(Fotos: InfoTanti) La Cámara en lo Penal y Correccional Número 1 de Córdoba condenó a 12 años de prisión al policía Cristián Molina por el intento de femicidio que cometió contra Esther Villán el 25 de marzo de 2021 en Tanti.
Molina fue hallado culpable del delito de homicidio en grado de tentativa, triplemente agravado: por el uso de arma de fuego, por el vínculo y por mediar violencia de género. Usando su arma reglamentaria, el policía le disparó a la víctima en tres oportunidades. En dos momentos, la bala no salió y al tercer disparo, hirió a Esther en el cuello.
Producto del ataque, la mujer quedó gravemente herida y fue llevada por su mismo agresor hasta un dispensario. El hombre se dio a la fuga y fue detenido horas más tarde, mientras la víctima sobrevivió.
La pena impuesta, que se dio a conocer este miércoles 08 de febrero, era la que había solicitado el fiscal de Cámara, Gustavo Arocena, en los alegatos. La querella había solicitado 14 años y el abogado defensor pedía un cambio de carátula para que su representado fuese imputado por lesiones leves.
El policía fue sentenciado a 12 años en la cárcel, y a un tratamiento obligatorio sobre violencia de género. Los fundamentos de la sentencia se conocerán el próximo 17 de febrero.
“Les digo a las mujeres que están viviendo situaciones de violencia, que busquen ayuda”
Antes de conocerse el fallo, VillaNos Radio dialogó con Esther el día posterior a haber brindado declaración en el juicio. Sostuvo que fue una experiencia “muy fuerte”.
“Tuve que revivir todo lo que pasó ese día. En los últimos dos años todo lo que hice fue tratar de esquivar los recuerdos y tratar de olvidar. Pero la verdad es que es muy difícil. Es un recuerdo que una lo tiene muy vivo y muy presente. Es como si todo hubiera pasado ayer. En mi declaración pude contar lo que siempre dije, lo que fue, lo que sucedió ese día. Yo había pedido no cruzarme con él, porque no lo quiero volver a ver”, expresó la mujer.
Esther detalló que Molina se desempeñaba en la Unidad Judicial de la Departamental Punilla. Pese a tener antecedentes de violencia de género (sobre él pesaban denuncias de agresión por parte de su expareja), el rol que tenía en la dependencia era receptar las denuncias de violencia familiar.
“Él trabajaba en el área de Violencia Familiar. Recibía denuncias de mujeres víctimas de violencia. Para mí eso fue muy chocante porque mientras hacía ese trabajo, él mismo estaba ejerciendo violencia. Sé que presentaba muchos certificados médicos donde decía que estaba bien psicológicamente; pero este tipo era un enfermo, un psicópata. No sé qué palabra utilizar. Pero él trataba de demostrar una cosa a la gente de afuera y cuando estaba en casa, era otra persona. La verdad es que fue algo muy fuerte y feo lo que me tocó vivir”, manifestó Esther y aclaró que ella se enteró de las denuncias que tenía Molina luego de ser atacada por él.
“Él tenía todo eso muy escondido”, remarcó y detalló que la forma de ser de Molina cambió radicalmente cuando empezaron a convivir.
Por último, Esther dejó un mensaje para las mujeres e identidades disidentes que estén atravesando situaciones de violencia: “Les diría que no se callen y que busquen ayuda. es desesperante vivir una situación así, más cuando hay amenazas hacia tus hijos. Es difícil salir de esa situación… pero se puede. Les digo a las mujeres que busquen ayuda, que hablen con alguien que les pueda dar una mano”, enfatizó.
